Un palo, dos palos, tres palos... contaba Pinocho, cuando era pequeño, para dormir; tan pequeño que aún era un tronco sin tallar, pero ya tenía conciencia.
Por las zonas huecas de la masa leñosa que conformaban el cuerpo de la marioneta por las cuales circulaba la savia, existía cierta deformación. Ésta era inapreciable al ojo humano, pero no para el magnífico ojo de Fermín.
Fermín era especial... no era muy bien tratado en el pueblo. Será porque no hablaba demasiado pero en contra si reía mucho y eran esas risas las que provocaban la desconfianza de los aldeanos. Fermín era especial.
Por las zonas huecas de la masa leñosa que conformaban el cuerpo de la marioneta por las cuales circulaba la savia, existía cierta deformación. Ésta era inapreciable al ojo humano, pero no para el magnífico ojo de Fermín.
Fermín era especial... no era muy bien tratado en el pueblo. Será porque no hablaba demasiado pero en contra si reía mucho y eran esas risas las que provocaban la desconfianza de los aldeanos. Fermín era especial.